10 Sep
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Una de las peores pesadillas de cualquier amante del ejercicio es el dolor abdominal transitorio vinculado al ejercicio -DAT-, comúnmente conocido como flato. Alrededor de dos tercios de los corredores lo experimentan, y lamentablemente para atletas de élite y corredores de fin de semana, este término médico no tiene ninguna solución.

No existe un consejo estándar sobre cómo prevenir el flato, según el quiropráctico deportivo Brad Muir, porque “en primer lugar, no conocemos el mecanismo que produce el dolor“. Esto se debe en parte a que, aunque el flato es común, los investigadores no lo han estudiado mucho.

En 2015, un artículo de revisión señaló que después de algunos estudios en las décadas de los 40 y los 50, hubo una brecha de casi medio siglo en la investigación sobre el DAT. A pesar de ello, hay algunas cosas básicas que sí se sabe: es más común en personas jóvenes; el dolor es más recurrente en actividades donde la parte superior del cuerpo se retuerce -como nadar, correr…-; y los atletas de élite las tienen con menos frecuencia, aunque igual de dolorosas.

Una teoría común postula que, durante el ejercicio, no llega suficiente sangre (y por lo tanto, oxígeno) al diafragma, causando el dolor. Aunque mucha gente también experimenta flato cuando monta a caballo, ejercicio que no afecta al sistema respiratorio.

Otra explicación es que los movimientos bruscos durante el ejercicio ejercen presión sobre los ligamentos del abdomen que mantienen los órganos en su lugar. Esa explicación da un papel importante a la comida y la bebida en el DAT: tener alimento en el estómago lo haría más pesado, lo que obligaría a esos ligamentos a trabajar más. Pero no explica las altas tasas de flato en la natación, un ejercicio donde los movimientos musculares son suaves.

Debido a que no se sabe exactamente qué causa el flato, Brad Muir dice que “no hay un consejo estándar sobre cómo prevenirlo”. Lo mejor para empezar, dice, es “un resumen rápido de tus actividades anteriores”, como “recordar si bebiste mucha agua en esa carrera en la que tuviste flato o si te costaba respirar más de lo normal“.

Normalmente, el flato se detiene cuando cesa la actividad física. Si no lo hace, o si el dolor empeora, Brad Muir dice que es mejor consultar con un médico para descartar cualquier problema gastrointestinal o abdominal que no esté relacionado con el ejercicio.



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